El domingo pasado, el escenario del C3 STAGE se convirtió en el epicentro de una noche inolvidable. Admito qué, como nuevo seguidor de King Krule, me encontraba expectante y emocionado por presenciar el "Space Heavy Tour". Ya había escuchado en algunas ocasiones que las presentaciones de “Marshy” eran una joya y que no todos sus shows eran iguales, así que no sabía qué esperar. O sí, pero me lo reserve. 

La noche dio inicio con un acto de apertura por parte de Corridor, una banda canadiense que también tuvo una participación en el Pitchfork Music Festival en CDMX, la banda caldeó el ambiente de una forma impresionante. Para ser sincero, era una agrupación de la cual no conocía mucho, tal vez una o dos de sus rolas pero muy vagamente. Y “wow” me lleve la primera sorpresa de la noche, indie rock puro, con una energía contagiosa, y aunque fue breve su presentación quedé maravillado desde los primeros acordes. Ojo aquí: es un “must” para tu playlist. Pura energía positiva. 

Al terminar la presentación de Corridor, los asistentes esperábamos ansiosos, y después de unos minutos, la aparición de King Krule desató una euforia colectiva. Con su voz profunda y su presencia magnética, el artista tomó el escenario alrededor 11:00 PM, y el lugar se sumió en un acto reverencial.

La presentación de King Krule fue extensa, la selección de canciones fue un recorrido por su discografía con temas como: “Baby Blue”,”Celullar” y “Rock Bottom”, pero con especial atención a su último álbum "Space Heavy", con “Pink Shell”, “Flimsier” y obviamente “Space Heavy”. Cada nota musical parecía resonar con el alma del C3 Stage, creando una atmósfera densa y emotiva. Las luces, en perfecta sincronía con la música, añadían un dramatismo que intensificaban la experiencia. La conexión entre el público y él fue palpable en todo momento; cada aplauso y expresión de admiración parecía fortalecer su actuación. Definitivamente fue una tremenda demostración de su talento no solo como músico sino también como un verdadero artista del espectáculo. 

Al abandonar el C3 Stage, todos compartíamos una certeza: habíamos sido parte de algo especial. King Krule no solo había ofrecido un concierto, sino una experiencia que permanecería en nuestra memoria colectiva.